lunes, 8 de abril de 2024

FUTBOL




Foto Google





Al mayor amante del fútbol que conozco,


mi hijo, Damián





En una cancha inmensa, de pastos siempre verdes,

veintidós se preparan para la competencia

y tiñen de colores al monótono césped

con sus vivas casacas. La pelota está quieta.



Un juez serio, de negro, en el centro del campo,

mira a los jugadores y a sus dos asistentes,

sincroniza relojes, pita fuerte el silbato.

En las tribunas cantan. La pelota se mueve.



Del medio campo parte un pase al área chica,

recibe el delantero que queda frente al arco,

sus nervios lo traicionan; el arco se le achica;

patea y la pelota va sobre el travesaño.



Las hinchadas disputan la primacía en cantos.

En la cancha se suda, se corre y gambetea;

los rivales se esfuerzan por conquistar un tanto;

un cuatro traba a un nueve. La pelota va afuera.



Mas tras la tensa espera la algarabía explota,

el balón cayó exacto sobre el virtuoso pie

que hace gritar el gol, porque ya la pelota

evadió los tres palos y se estrelló en la red.



Daniel Adrián Madeiro

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Todos los derechos reservados para el autor.

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