lunes, 8 de abril de 2024

NOBLE PADRE




Poema hecho en los primeros años de mi adolescencia




Foto Daniel Adrián Madeiro



Tú sembraste la semilla

en el vientre de mi madre,

ayudaste a que existiera

éste, el que hoy quiere cantarte.

Imagino tu alegría

secreta dentro del alma,

porque mi madre abrigaba

un ser entre sus entrañas.

Quién sabe que habrás sentido,

en el momento en que entraste

a verme por primera vez, a mí,

el que hoy quiere cantarte.



Noble Padre, yo te canto

esta pobre poesía,

te canto un enorme ¡Gracias!

¡Muchas Gracias por la Vida!.

Muchas gracias por las horas

que dedicas día a día

a trabajar para darnos:

ternura, abrigo y comida.

Gracias, Padre, por existir,

por ser la luz encendida,

por no querer ser la sombra,

por querer ser la alegría.

Tú tuviste tus errores,

tú tuviste tus defectos,

mas... cuantas veces caíste

te levantaste de nuevo.



Seguiste siendo la fuerza,

seguiste siendo el camino.

Te pareces a José,

el carpintero judío,

pues también eres carpintero,

trabajador y sencillo;

y si tus manos son ásperas

a causa del sacrificio,

saben dar suaves caricias,

como las manos de un Cristo.



Noble Padre, ¿Qué otra cosa

puede decirte tu hijo?.

Que eres bueno, que eres justo,

que guardas algo de niño;

que yo y todos los tuyos

te agradecemos tu olvido

de no pedirnos las gracias

por todo tu sacrificio.



Noble Padre, ¿Qué decirte,

que ya antes no te haya dicho?.

Noble Padre, mi mayor orgullo

es el saberme tu hijo.



Daniel Adrián Madeiro

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