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Foto © Daniel Adrián Madeiro |
N o dudo que
veinte líneas han de ser suficientes,
o bra bien quien
aprende a respetar su espacio.
M ágico juego es
éste de sujetarse a veinte,
a breviar el
discurso sin que quede truncado;
s aber desde el
principio el fin que se persigue,
d espejar los
temores, alejar los fantasmas,
e narbolar la
pluma de nuestro Word insigne,
v enerar con el
verso a Bill Gates desde el alma.
E ntonces,
veinte líneas suena a número áureo,
i mposible es
sentir cercado el infinito;
n ace el verso y
le da sentido al diccionario
t ratando a la
palabra como una madre al hijo.
E scribo cada
verso pensando que hasta veinte
l íneas puede
tener el poema elegido.
I mploro
inspiración y las musas al verme
n avegan
laboriosas cada verso que escribo.
E stá cerca el
final, se avista el horizonte,
a nclo aquí y
con mi espada he de grabar mi sello;
s uman veinte
los signos que conforman mi nombre,
con acento
incluido: Daniel Adrián Madeiro.
Daniel Adrián
Madeiro
Copyright
© Daniel Adrián Madeiro.
Todos
los derechos reservados para el autor.
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